jueves, 22 de enero de 2015

Ciutat Morta: realidades que superan cualquier ficción.



Il n’y a point de plus cruelle tyrannie que celle que l’on exerce à l’ombre des lois et avec les couleurs de la justice- No existe peor tiranía que aquella ejercida a la sombra de las leyes i con los colores, a apariencia,  de la justicia. 
Montesquieu.

“Ciutat Morta” es un documental perturbador. Todos aquellos que lo hemos visto difícilmente lo podremos olvidar, sobre todo si somos ciudadanos de esta ciudad abierta culturalmente llamada Barcelona.
Nos narra hechos verídicos llevados a cabo desde el 4 de Febrero del 2006 hasta, más o menos, el año 2011/2012. Personalmente yo no tenía conocimiento de estos acontecimientos, en el 2006 tan sólo tenía 10 años. Lo más curioso no es que yo no tuviese conocimientos de la causa, lo más curioso es que mucha gente mayor de esta ciudad tampoco los tuvo hasta el día de hoy, en el que el documental pasó por la televisión pública catalana (TV3).

Patricia, Rodrigo, Alex, Alfredo i Juan fueran 5 víctimas de aquello que llamamos justicia. Fueron víctimas de un montaje político y policial, y fueron víctimas de la propia sociedad que representaba que tenía que acogerlos y protegerlos. Una fiesta en un teatro ocupado. La guardia urbana llega y empiezan los problemas. Los participantes de la fiesta (entre 800 y 1000 personas) empiezan a tirar objetos por la ventana y un policía se queda en estado vegetativo. A partir de este momento empiezan las mentiras, las injusticias, las incoherencias, las torturas, la cárcel… Rodrigo, Alex y Juan son arrestados mientras andaban por la calle en la que se llevó a cabo los disturbios del teatro, juntamente con 4 personas más. Lo único que les diferenció de ellas fue su origen sudamericano, todo y tener la nacionalidad española. Los torturaron, los humillaron, los insultaron… dejaron su dignidad y sus derechos por los suelos.

Paralelamente tenemos a Patricia i Alfredo. Su caso es aún más increíble. Directamente ni se encontraban en el lugar de los hechos. Esa noche, los dos jóvenes, salieron a descubrir la ciudad. Eran de Madrid y Patricia llevaba 5 meses viviendo en Barcelona. Tal y como explican sus amigas, el alcohol hizo que los dos se cayeran de la bicicleta en la que iban y se hirieran. Una pareja pasaba por allí y llamó a la ambulancia para que los llevara al Hospital del Mar. Rodrigo, Alex y Juan también fueron enviados allí después de las torturas que recibieron por parte de la Guardia Urbana.

Mi corte de pelo, el más famoso de toda la ciudad. Parece increíble pero me acusan de homicidio y posteriormente de atentado contra la autoridad… por los pelos. Y que yo sepa, el hábito no hace al mojar pero en fin, el refranero es una mierda. Abuso de poder, agresiones físicas y mentales, estado policial… me parece increíble que pueda formar parte de esta broma asesina porque mi aspecto, en este planeta, no es normal. 

Estas fueron palabras que escribió Patricia en su diario. Realmente eso es lo que paso. La policía “cometió un error” garrafal en confundir el estilo de Patricia con el de los okupas. 

Pensó que podía cebarse en Rodrigo, Alex y Juan por sus orígenes sudamericanos. Vemos cómo la justicia en realidad no significa nada. Es humo. No está al servicio del pueblo. Está al servicio de la autoridad, para que esta pueda hacer lo que quiera. Otra frase que me impactó mucho del documental dice algo como <<Pusieron por delante sus mentiras a la vida de estas personas>>. Todas las decisiones que tomó el ayuntamiento, la policía, la juez… no fueron pensando en la posible inocencia de los 5 acusados. La sentencia ya estaba escrita des del momento en el que los arrestaron por primera vez. Y es que el teatro era un local del ayuntamiento abandonado y ocupado. Los vecinos del barrio de Sant Pere se quejaban constantemente de ese local. En el documental aparecen representantes de los okupas del barrio y cuentan como el Teatro no tiene nada que ver con el movimiento okupa. Los okupas hicieron cosas como rehacer una zona verde que el ayuntamiento quería convertir en un parking. Todo el barrio se implicó y asumió los gastos de dicho espacio. Eso hacían los okupas. El teatro, tal y como nos muestran una serie de imágenes, era un local en el que se hacían fiestas multitudinarias, donde había drogas… El ayuntamiento no hizo nada para cerrarlo ya que era una estrategia política. Sabían que los vecinos del barrio no aguantarían y se irían, y por otro lado podrían poner en el mismo saco tanto okupas como drogadictos y como a otra gente con una estética similar.

Estrategia política. ¿Cómo es posible que ésta noticia haya tenido tanta poca popularidad? ¿Cómo es posible que los medios de comunicación hayan hablado tan poco sobre esto? Y con esto quiero hacer referencia a la segunda parte de “Ciutat Morta”. Esa parte en la que se nos cuenta la corrupción de dos guardias urbanos que participaron en las torturas de Rodrigo, Alex y Juan. Se nos habla de otro caso que si tuvo popularidad y del que se habló bastante en los medios. Un caso en el que por suerte, los dos policías escogieron a la persona menos indicada. Aparentemente se encontraban fuera de servicio en una discoteca. Empezaron a agredir verbalmente a una chica que se encontraba en ese lugar y Yuri, el amigo de la chica, la defendió. Los dos policías, sin identificarse, empezaron a agredir al joven. Posteriormente lo arrestaron y lo llevaron a una sala de interrogatorio donde fue torturado por 6 agentes durante 4 horas. La Guardia Urbana quiso justificar su arresto acusándole de comercializar con drogas. Teoría que rápidamente se desacreditó ya que Yuri pertenecía a una familia muy bien posicionada en su país y por lo tanto no tenía ninguna dificultad económica que justificara un posible tráfico de drogas.

Nadie relacionó esta falta con el caso del 4F. Nadie pensó: puede que estos chicos que ahora están en prisión no fueran los culpables. Puede que aquí se haya cometido una falta muy grave. Puede que se haya dado demasiado crédito a unos testigos que lo acaban de perder demostrando su corrupción y su poca estabilidad psicológica.
Asco. Eso siento después de verlo. Pienso, en qué mundo vivimos. Pienso en la falsedad de nuestra sociedad. Pienso en sus pilares podridos, esos pilares que representan  nuestras bases y que nos definen como personas con derechos. Veo la cruda realidad. Veo que todo es un simple teatro. Una falsedad enorme la cual todos formamos parte sin darnos cuenta.

Todo es un montaje. Todo está podrido. Me sigo preguntando: ¿Cómo es posible que los medios de comunicación no hayan dado importancia a éste tema? ¿Cómo es posible que la sociedad haya sido engañada de tal modo por aquellos que representa que tienen que procurarnos seguridad y bienestar? ¿Cómo es posible que estas personas que han participado en este fraude sigan profesionalmente activos? No es que nos mientan, se ríen de nosotros sin taparse la cara, tapándonos los ojos con la mano (o con un puñetazo depende de cómo se mire). Oímos las carcajadas pero no vemos de quiénes son.
Estos montajes políticos dan mucho de que pensar. El 4F ha sido un caso que ha salido completamente a la luz ahora, en 2015. Casi diez años más tarde. No quiero imaginarme la de veces que se ha podido repetir a lo largo de estos 10 años. En Barcelona y en cualquier otra ciudad. ¿Podemos estar realmente tranquilos? No podemos saber exactamente lo que nos ocurrirá mañana. Igual que Rodrigo, Alex, Juan, Alejandro, Patricia, Yuri… dentro de unas horas podemos estar paseando tranquilamente por las calles de Barcelona y vernos involucrados en un montaje de dichas magnitudes, gravedad e injusticia.

Lo repiten a lo largo del documental. Estamos contaminados. Patricia para mí tiene un papel muy importante. A parte de los fragmentos exquisitos que se leen y que nos cuentan cómo se siente y cómo vive todo lo que le está pasando, hay el triste evento de su suicidio. Con lágrimas en los ojos Rodrigo nos cuenta la pureza e inocencia de Patricia. Una joven poeta, una poeta muerta que se encontró en una ciudad muerta. Una ciudad aparentemente de luces pero realmente oscura. Una ciudad vacía de valores. Una ciudad injusta. No puedo llegar a ver Barcelona con sus ojos. No puedo. No quiero. Sin embargo se trata de la cruda realidad. Y la cruda realidad no es que simplemente sea Barcelona.
Ciudad Muerta, Planeta Muerto. Las injusticias se repiten, incluso aquí. Pensamos que nada injusto nos puede pasar en nuestro país. Pensamos que tenemos todos los derechos y que nadie, aquí, puede saltárselos. Que si ese fuera el caso, este sería castigado. Como nos equivocamos.


La vida es un circo y nosotros, con mala suerte, no somos los leones. Somos payasos y el público se ríe de nosotros.

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