Il n’y
a point de plus cruelle tyrannie que celle que l’on exerce à l’ombre des lois
et avec les couleurs de la justice- No existe peor tiranía que aquella ejercida
a la sombra de las leyes i con los colores, a apariencia, de la justicia.
Montesquieu.
“Ciutat Morta” es un documental perturbador. Todos aquellos
que lo hemos visto difícilmente lo podremos olvidar, sobre todo si somos
ciudadanos de esta ciudad abierta culturalmente llamada Barcelona.
Nos narra hechos verídicos llevados a cabo desde el 4 de
Febrero del 2006 hasta, más o menos, el año 2011/2012. Personalmente yo no
tenía conocimiento de estos acontecimientos, en el 2006 tan sólo tenía 10 años.
Lo más curioso no es que yo no tuviese conocimientos de la causa, lo más
curioso es que mucha gente mayor de esta ciudad tampoco los tuvo hasta el día
de hoy, en el que el documental pasó por la televisión pública catalana (TV3).
Patricia, Rodrigo, Alex, Alfredo i Juan fueran 5 víctimas
de aquello que llamamos justicia. Fueron víctimas de un montaje político y
policial, y fueron víctimas de la propia sociedad que representaba que tenía
que acogerlos y protegerlos. Una fiesta en un teatro ocupado. La guardia urbana
llega y empiezan los problemas. Los participantes de la fiesta (entre 800 y 1000
personas) empiezan a tirar objetos por la ventana y un policía se queda en
estado vegetativo. A partir de este momento empiezan las mentiras, las
injusticias, las incoherencias, las torturas, la cárcel… Rodrigo, Alex y Juan
son arrestados mientras andaban por la calle en la que se llevó a cabo los
disturbios del teatro, juntamente con 4 personas más. Lo único que les
diferenció de ellas fue su origen sudamericano, todo y tener la nacionalidad
española. Los torturaron, los humillaron, los insultaron… dejaron su dignidad y
sus derechos por los suelos.
Paralelamente tenemos a Patricia i Alfredo. Su caso es aún
más increíble. Directamente ni se encontraban en el lugar de los hechos. Esa
noche, los dos jóvenes, salieron a descubrir la ciudad. Eran de Madrid y
Patricia llevaba 5 meses viviendo en Barcelona. Tal y como explican sus amigas,
el alcohol hizo que los dos se cayeran de la bicicleta en la que iban y se
hirieran. Una pareja pasaba por allí y llamó a la ambulancia para que los
llevara al Hospital del Mar. Rodrigo, Alex y Juan también fueron enviados allí
después de las torturas que recibieron por parte de la Guardia Urbana.
Mi
corte de pelo, el más famoso de toda la ciudad. Parece increíble pero me acusan
de homicidio y posteriormente de atentado contra la autoridad… por los pelos. Y
que yo sepa, el hábito no hace al mojar pero en fin, el refranero es una
mierda. Abuso de poder, agresiones físicas y mentales, estado policial… me
parece increíble que pueda formar parte de esta broma asesina porque mi aspecto,
en este planeta, no es normal.
Estas fueron palabras que
escribió Patricia en su diario. Realmente eso es lo que paso. La policía
“cometió un error” garrafal en confundir el estilo de Patricia con el de los
okupas.
Pensó que podía cebarse en Rodrigo, Alex y Juan por sus orígenes
sudamericanos. Vemos cómo la justicia en realidad no significa nada. Es humo.
No está al servicio del pueblo. Está al servicio de la autoridad, para que esta
pueda hacer lo que quiera. Otra frase que me impactó mucho del documental dice
algo como <<Pusieron por delante
sus mentiras a la vida de estas personas>>. Todas las decisiones que
tomó el ayuntamiento, la policía, la juez… no fueron pensando en la posible
inocencia de los 5 acusados. La sentencia ya estaba escrita des del momento en
el que los arrestaron por primera vez. Y es que el teatro era un local del
ayuntamiento abandonado y ocupado. Los vecinos del barrio de Sant Pere se
quejaban constantemente de ese local. En el documental aparecen representantes
de los okupas del barrio y cuentan como el Teatro no tiene nada que ver con el
movimiento okupa. Los okupas hicieron cosas como rehacer una zona verde que el
ayuntamiento quería convertir en un parking. Todo el barrio se implicó y asumió
los gastos de dicho espacio. Eso hacían los okupas. El teatro, tal y como nos
muestran una serie de imágenes, era un local en el que se hacían fiestas multitudinarias,
donde había drogas… El ayuntamiento no hizo nada para cerrarlo ya que era una
estrategia política. Sabían que los vecinos del barrio no aguantarían y se
irían, y por otro lado podrían poner en el mismo saco tanto okupas como
drogadictos y como a otra gente con una estética similar.
Estrategia política. ¿Cómo es posible que ésta noticia haya
tenido tanta poca popularidad? ¿Cómo es posible que los medios de comunicación
hayan hablado tan poco sobre esto? Y con esto quiero hacer referencia a la
segunda parte de “Ciutat Morta”. Esa parte en la que se nos cuenta la
corrupción de dos guardias urbanos que participaron en las torturas de Rodrigo,
Alex y Juan. Se nos habla de otro caso que si tuvo popularidad y del que se
habló bastante en los medios. Un caso en el que por suerte, los dos policías
escogieron a la persona menos indicada. Aparentemente se encontraban fuera de
servicio en una discoteca. Empezaron a agredir verbalmente a una chica que se
encontraba en ese lugar y Yuri, el amigo de la chica, la defendió. Los dos
policías, sin identificarse, empezaron a agredir al joven. Posteriormente lo
arrestaron y lo llevaron a una sala de interrogatorio donde fue torturado por 6
agentes durante 4 horas. La Guardia Urbana quiso justificar su arresto acusándole
de comercializar con drogas. Teoría que rápidamente se desacreditó ya que Yuri
pertenecía a una familia muy bien posicionada en su país y por lo tanto no
tenía ninguna dificultad económica que justificara un posible tráfico de
drogas.
Nadie relacionó esta falta con el caso del 4F. Nadie pensó:
puede que estos chicos que ahora están en prisión no fueran los culpables.
Puede que aquí se haya cometido una falta muy grave. Puede que se haya dado
demasiado crédito a unos testigos que lo acaban de perder demostrando su
corrupción y su poca estabilidad psicológica.
Asco. Eso siento después de verlo. Pienso, en qué mundo
vivimos. Pienso en la falsedad de nuestra sociedad. Pienso en sus pilares
podridos, esos pilares que representan
nuestras bases y que nos definen como personas con derechos. Veo la
cruda realidad. Veo que todo es un simple teatro. Una falsedad enorme la cual
todos formamos parte sin darnos cuenta.
Todo es un montaje. Todo está podrido. Me sigo preguntando:
¿Cómo es posible que los medios de comunicación no hayan dado importancia a
éste tema? ¿Cómo es posible que la sociedad haya sido engañada de tal modo por
aquellos que representa que tienen que procurarnos seguridad y bienestar? ¿Cómo
es posible que estas personas que han participado en este fraude sigan
profesionalmente activos? No es que nos mientan, se ríen de nosotros sin
taparse la cara, tapándonos los ojos con la mano (o con un puñetazo depende de
cómo se mire). Oímos las carcajadas pero no vemos de quiénes son.
Estos montajes políticos dan mucho de que pensar. El 4F ha
sido un caso que ha salido completamente a la luz ahora, en 2015. Casi diez
años más tarde. No quiero imaginarme la de veces que se ha podido repetir a lo
largo de estos 10 años. En Barcelona y en cualquier otra ciudad. ¿Podemos estar
realmente tranquilos? No podemos saber exactamente lo que nos ocurrirá mañana.
Igual que Rodrigo, Alex, Juan, Alejandro, Patricia, Yuri… dentro de unas horas
podemos estar paseando tranquilamente por las calles de Barcelona y vernos
involucrados en un montaje de dichas magnitudes, gravedad e injusticia.
Lo repiten a lo largo del documental. Estamos contaminados.
Patricia para mí tiene un papel muy importante. A parte de los fragmentos
exquisitos que se leen y que nos cuentan cómo se siente y cómo vive todo lo que
le está pasando, hay el triste evento de su suicidio. Con lágrimas en los ojos
Rodrigo nos cuenta la pureza e inocencia de Patricia. Una joven poeta, una
poeta muerta que se encontró en una ciudad muerta. Una ciudad aparentemente de
luces pero realmente oscura. Una ciudad vacía de valores. Una ciudad injusta.
No puedo llegar a ver Barcelona con sus ojos. No puedo. No quiero. Sin embargo
se trata de la cruda realidad. Y la cruda realidad no es que simplemente sea
Barcelona.
Ciudad Muerta, Planeta Muerto. Las injusticias se repiten,
incluso aquí. Pensamos que nada injusto nos puede pasar en nuestro país.
Pensamos que tenemos todos los derechos y que nadie, aquí, puede saltárselos.
Que si ese fuera el caso, este sería castigado. Como nos equivocamos.
La vida es un circo y nosotros, con mala suerte, no somos
los leones. Somos payasos y el público se ríe de nosotros.
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