domingo, 18 de agosto de 2013

Puertas

Se despertó repentinamente ya entrada la noche. Llovía y el viento hacia golpear las ramas de los árboles en las ventanas. Cogió su viejo jersey  tirado en bola en el fondo de la cama y se lo puso. De puntillas salió de la cama y, sin hacer ruido, ando descalza por el suelo helado.

Se encerró en el baño y abrió la luz. Durante al menos media hora se contempló en el espejo, estudiando cada una de sus facciones, el color de su pelo, el de sus labios, el de sus ojos. No era fea, para nada. Sus ojos eran un poco más grandes que la media, de color verdes. Sus cejas eran gruesas y oscuras, como su pelo ondulado. Su nariz era pequeña y finita, hasta un poco respingona. Tenía una peca enorme en su mejilla derecha, y otra un poco más pequeña en el hueco izquierdo de su nariz. El sonido de la puerta de entrada la despertó.

Sentada al lado de la puerta y con la luz apagada, Mimi, temblaba. Su corazón latía cada vez más y más fuerte, pese al frío una gota de sudor le recorría la espalda y el medio la tenía medio paralizada. Unos pasos frenéticos se acercaban. Mimi lloraba. Mimi suplicaba que no se volviera a repetir. Mimi... Mimi no pudo hacer nada al respecto. Mimi no pudo evitar que Él abriera la puerta. Mimi no pudo evitar que la arrastrara por la coleta hasta el salón, y que la golpeara.

Pobre Mimi. En realidad se llamaba Dolores, pero a su abuela le hubiera gustado que se llamara Míriam. Su madre la quería llamar Lola. Pero Mimi no quería llamarse Lola, ni Dolores, ni Míriam. A Mimi le gustaba Mimi porque le recordaba a algo dulce, algo agradable, algo bonito. Aún así nunca pudo escaparse del dolor que siempre la acompañaba. Y Chema no la ayudó. La primera vez que la vió la conoció por el nombre de Lola, y des de el primer momento decidió que Mimi, Lola, Dolores o Míriam sería una zorra. Una zorra a la que se follaría sin problemas. Una zorra bonita, para que negarlo, pero seguiría siendo una zorra el resto de su vida.

Abrió los ojos y todo estaba negro. El animal dormía tranquilamente en el sofá. Se levanto a poco a poco y se dirigió a su habitación. Cojeaba. Chema, Él o Animal, le había pateado la tíbia y la cabeza. Le había petado el labio y le había dejado un moratón en la mejilla. Y aún no se había visto la espalda...

A la mañana siguiente Mimi bajó al súper a comprar maquillaje. Cristina la miró fijamente.

- ¿Qué te ha pasado?

- Me he golpeado con la puerta del baño.

- ¿Otra vez?

- Si...

- ¿Pote?

- Si...

- Pasa por la carnicería y compra un filete. Póntelo en la mejilla durante 10 minutos, te bajará el hinchazón. Luego te pones el pote.

- Muchas gracias por todo Cris...

- Y luego me haces otro favor. Te vas a la poli y denuncia a esa dichosa puerta.

- ¿Cómo?

- Que denuncies a la dichosa puerta. Hay de mejores y que no hacen daño. Además, eres bonita. Segura que encuentras a una mejor. ¿Y sabes otra cosa? A veces es bueno no tener puertas, así te evitas de tener que abrir y cerrarlas todo el rato.

Mimi sonríe. Se pone las gafas y sale del super.

Algún día tendrá valor para hacerlo. Súmate tú también.

Os dejo con Aretha- http://www.youtube.com/watch?v=hsL9UL9qbv8

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